¿Cuántas veces, pensaste o te propusiste hacer una actividad física, running, caminatas, bici, gym, etc.? Pensaste…varias veces, pero llegado el momento de la acción siempre hay algo que se cruza en el camino, lo impide y chauuu, volvés a postergas para otro día.
Estas líneas no pretenden ponerme en el lugar de Coach, Gurú o entrenador. No solo, no lo soy, sino que además no tengo otra intención, más que la de compartir mis años de experiencia, algunos conocimientos aprendidos como aficionado al deporte, una de mis pasiones y cable a tierra.
Para Daniel Colombo, Master Coach especializado en CEOs, alrededor de 75% de las personas suelen postergar sus obligaciones (Daniel Colombo, El Cronista). En deportes como running, más del 50% de los corredores, abandonan anualmente las prácticas o entrenamientos, cada temporada al llegar el otoño - invierno.
Lo cierto, es que procastinar (dejar para mañana, lo que debes hacer hoy) es un hábito, frecuente entre todos. Es sutil al principio, casi imperceptible pero nocivo en el mediano, largo plazo y sobre todo, en la calidad de vida. Disminuye la autoestima, afecta la relación con tu entorno, tu estado de ánimo y tu condición física. Es decir, procastinar tiene consecuencias sobre la salud, en todas sus dimensiones.
Para evitar caer en este tipo de conductas, se requiere entre otras cosas, consistencia (Beverly, 2017) y cambiar tus hábitos, nada fácil, pero posible.
Por otro lado, “ser disciplinado, es un camino para alcanzar lo que uno se proponga”, con más energía para llevar a cabo lo que le interesa, y poder lograrlo (Colombo).
La pregunta es ¿Cómo?
Ser consistente, es un proceso que requiere un cambio, esos que mejoren tu calidad de vida, y sobre todo, que te permitan sentirte mejor y más saludable. La mayoría somos conscientes de la dificultad que esto implica, pero para nada imposible.
Los cambios de hábitos tardan entre 4-6 semanas en comenzar a producirse, cuanto más practiques, más se irán afirmando. Es un proceso, no se cambia por casualidad.
El cambio se desea, se busca y se lo trabaja. Requiere que prestemos mucha atención a eso que nos interesa, sabiendo que va a costar, pero tomándolo como un proceso, se logra.
“Tu vida no mejora por azar, sino que mejora por cambiar” (Jim Rohn).
¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?, ¿Cómo influyen los hábitos?
Un hábito, es una forma de preservación del cerebro, y la mente actúa en consecuencia buscando, mantenerte en tu zona de confort o automática, seguro (Bachrach, 2016).
Los hábitos tienen 4 componentes:
El primero, es el estímulo, a lo cual sigue una respuesta automática (segundo componente), para satisfacer a la mente con una recompensa (tercer componente). Este es el ciclo a vencer…
Veamos un ejemplo: “Hoy salgo a pedalear, voy a comenzar bici 3 veces a la semana, voy a bla bla…”. Llegado el momento, esa intención, debe sobreponerse a todo tipo de estímulos y las múltiples respuestas automáticas que brinda el cerebro para mantener la zona de confort. Es una función del cerebro, que busca constantemente asegurar la supervivencia del momento, darte seguridad y la mente, actúa para ello, no discrimina entre buenos y malos hábitos, ya que son automáticos (Bachrach, 2016). Automatizar, nos hace “seguros”, mientras que un cambio, al principio es interpretado como amenaza, nos descolóca. Así, aparecen todos los mecanismos de la mente que se te ocurran, “es extremadamente creativa” (Bachrach, 2016) como sueño, fiáca, hace frío, mucho calor, miedo, no voy a poder, no tengo experiencia, tengo mucho trabajo, los hijos…, tengo muchas responsabilidades, mis compromisos, estoy grande para esto, y todo lo que puedas imaginar y más.
El cerebro es tan hábil, que cuando evitamos o esquivamos (como decimos por acá), a eso o aquello que debemos hacer (procrastinar), “comienza a estimular zonas cerebrales relacionadas con el dolor, explica el Dr. Terence Sejnowski, Profesor del Salk Institute de estudios Biológicos. El cerebro, lo interpreta y rápidamente activa mecanismos para desviar tu atención a otra cosa (Terrence Sejnowski). ¡Es imperceptible, no te darás cuenta y seguramente te pusiste a hacer otra cosa que no debías hacer!, ¡como se dice ahora, ¡un crack!, sin darnos cuenta, el cerebro nos ganó de nuevo.
Acá aparece, el aliado para romper el ciclo. El cuarto componente del hábito, La creencia. A mi entender, es el componente clave del hábito, para poder cambiar. Si no creémos verdaderamente que somos capaces de salir a hacer eso que tenemos ganas, lo más probable que llegado el momento de la acción, la mente nos traicione. Volverá a ganar el cerebro y sus múltiples trucos para mantener el statu quo. Nos la tenemos que CREER por un instante (en el buen sentido), que podemos hacerlo, como tantas otras cosas que logramos hacer, diariamente. Hay varios métodos que ayudan, uno de ellos es “Contraste Mental”, es decir compárate donde estás ahora y donde quieres estar, imaginártelo, visualizarlo, te acerca al objetivo.
Algunos tips:
1. Incluye en tu agenda el horario, o momento de la práctica o entreno de día. Evita, “cuando me haga un lugar voy” Es una trampa, ¡nunca hay tiempo!.
2. Presta atención, en que horario del día tienes más voluntad. Intenta meter tu horario de actividad física ahí. Está demostrado científicamente que la voluntad, es como una batería. A medida que transcurre el día, se va agotando (Bachrach, 2016).
3. Otra forma es, simplificarte la tarea, evitando todo lo posible aquello que pueda impedir o complicar tu intención. Dejá todo listo, para salir a entrenar la noche anterior, o puedes almorzar vestido o equipado, jaj ¡enfocado!. Almuerza, liviano evitando los alimentos ricos en proteínas como carnes, legumbres, etc, por hidratos de carbono, ya que se digieren rápido y tienen mejor índice glucémico. Así, evitas quedar “lleno” y la fiaca que viene como consecuencia. Evitá, en lo posible dar vueltas y dudar o perder tu atención en lo que te propusiste…ahí es donde en general, gana la mente, que llevará tu concentración a otro lado y posiblemente aparezca todo aquello que está pendiente.
4.- Pequeños estímulos, pero seguidos, diarios. Tim Noakes, reconocido fisiólogo sugiere “Lo que realmente se necesita, es un poco de ejercicio todos los días, esto te beneficiará permanentemente en un grado mucho mayor, que el ejercicio intenso con largos días de intervalo”.
5.- Cuando entrenamos, es bueno dejar un poco de ganas para mañana. Logra un estado agradable con cada salida, entrena lo suficiente de manera de terminar en buena forma y no exhausto!, Jonathan Beverly recomienda “Corre frecuentemente, inclusive haciendo salidas cortas”. En esos días en que uno se siente bien y que inclusive, estás para más (Beverly, 2017)
.
6.- Repetir, repetir y vuelta a la práctica. Del mismo modo que un tenista, practica una y mil veces el golpe de revés, la repetición afirma el nuevo hábito. Ojo, el bueno y el malo, acordáte que el cerebro no discrimina entre saludable y no saludable. Es una cuestión de neuroplasticidad, de nuevas conexiones cerebrales, de un nuevo “cableado cerebral” (Bachrach, 2016).
7.- Cuando comiences a sentirte cansado, tomate descansos, uno, dos, o tres días, lo que consideres que necesitas. Esto, no afecta la consistencia del corredor, son necesarios para la recuperación física y también mental.
8.- Llenarse de nuevas experiencias, es clave para lograr los nuevos hábitos.
9.- Mantener un buen estado físico general a lo largo del año, evitando picos de sobre entrenamiento, disminuye la probabilidad de lesiones osteomusculares.
Espero que estas líneas sean de utilidad, en lo personal, me han ayudado muchísimo en los altibajos que presenta constantemente la vida.
Recuerden que estamos abiertos a escuchar sus cometarios, sugerencias y preguntas. Lo pueden hacer a través de “Consultas”. ¡Muchas gracias!
__________________________________
Referencias:
Beverly Jonathan. RUN STRONG, STAY HUNGRY: 9 Keys to stay in the race. Velo Press. Boulder, Colorado - USA. 2017
Bachrach, Estanislao. ENCAMBIO. Septima edición. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, Argentina. 2016
Hutchinson, Alex. ENDURE. Mind, Body, and the Curiosity Elastic Limits of Human Performance. William Morrow. New York, USA. 2018