Mucho hemos deambulado, soñado e imaginado la vida de los deportistas de alto rendimiento; los estadios masivos coreando sus nombres, sus fotos en los diversos portales o la increíble notoriedad pública que pueden llegar a tener. Pero, ¿Qué pasa con aquellos que no logran el objetivo? ¿Realmente buscamos una foto con aquellos que no logran el podio?
En nuestro primer articulo fenómeno juventud, desarrollamos la tendencia a la precocidad en el deporte de elite, pero no reparamos en el post del fracaso. Pocos son aquellos que logran el objetivo del profesionalismo y aún menos aquellos quienes son reconocidos mundialmente.
Desde las tierras frías del mar del norte, puedo o trato de entender en qué porcentaje el entorno es un factor determinante en cuanto al futuro del deportista que no llega al profesionalismo.
Es un error entender el profesionalismo como relación directamente proporcional la percepción de ingresos económicos, fama y/o reconocimiento general. Haciendo esta salvedad, podemos entender en rasgos generales, que la vida del deportista de élite es posible dado un sustento apropiado por su entorno, ya sea familiar como dirigencial (nacional, estatal, municipal o por la federación competente). La clase dirigencial tiene el deber, y es la encargada, de planificar y ejecutar políticas deportivas; tanto por una cuestión cultural y de salud pública, como también la representación de la nación a niveles internacionales.
El problema que encontramos es la carencia de ese sustento, especialmente ausente en aquellos que no logran el objetivo del profesionalismo. Puede llegar a ser muy tarde para emprender una vida “normal” para tantos deportistas, y tan difícil dejar pasar esta oportunidad para aquellos iniciados. En este entorno, el estado se encuentra cada vez más ausente en términos de sustento tanto monetario como psicológico, sobre estos jóvenes de vida y viejos para emprender una nueva. Después de todo, en una sociedad sensacionalista como la nuestra, ¿Quién se sacaría una foto con un segundo puesto?.
Tomando los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 como referencia, la cita máxima del deporte tendría la presencia de 140 atletas argentinos en 16 disciplinas, incluyendo deportes de equipo. Siendo un país con casi 44.5 millones de habitantes, sólo 140 logran llegar a la cita máxima. Encontremos juntos las falencias, los números hablan por sí solos...
